Como juglar airado, el viento cuenta historias. Encantamientos,
discordias, desventuras. Y son los personajes los que vienen
a vernos. Espían desde la sombra, y en las rendijas hablan.
Conocemos sus gritos, su escala de lamentos. Esos son los
niños ciegos que se tragó la lluvia. La voz de una princesa
que arrebató el rey moro. Aquella dama triste que vivió
entre paredes. A veces nos sorprende un lamento sin dueño.
Un dolor que nos busca y perfora el oído. El viento pregonero
de tragedias sin nombre. Personajes sin cuerpo venidos de
la niebla.
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