Abril produce pájaros y formas de silencio. Auroras deslizantes. Cortina desgarrada sobre la espalda de los días. Molienda de sonidos. El pelo de las niñas busca el aire. La brisa descuelga pentagramas y recrudece los sueños de la huida. Apenas otra cosa que palabras y gestos de cansancio en las alcobas. Los cántaros liberan sus aromas. Un siglo de pisadas comienza a revivir en las tarimas. Abril es un idioma que nuestra piel ensaya y distribuye.
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