De espaldas a la luna. A lomos de la noche y cuesta arriba. Ya sudan las alcuzas sus anuncios para un verano triste y desangrado. Han pasado las hoces. Oropéndolas malva y dedos de pizarra. De todos los disantos quedan huellas en la mejilla curva del arado. Mojones de fulgor que señalizan el paso de las horas. El tiempo es de varales y de cáscaras. En vano imaginamos la llanura. Todos nuestros otoños, como banderas mustias. Manteles desteñidos en las rocas
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