miércoles, 28 de septiembre de 2011

XI


Nuestra mirada asciende a las altu­ras. Crece también la luz, se multiplica. Todas las cumbres tienen el precio compul­sivo de haberlas superado. El llanto y el temblor se quedan en las curvas del cami­no. Ninguna iniciación es comparable. Pel­daños escarpados de esta huida. El río y la tiniebla. Por el fondo del valle las sombras en rebaño. Aquí la brisa nutre las fuentes del recuerdo. Repaso y gestación del equili­brio. Ojos que señorean el espacio. Pisadas y canciones. Residuos de una historia de guijarros. Se ensaya y reconstruye el tiempo de los pájaros. Raíz de otras miradas.

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