Un sonido de voz nos hace libres, y el mismo sonido nos somete. Tenemos su conjuro contra el odio, y también su contundencia. Poderes invisibles que nos cercan, se muestran vulnerables a su impacto. Del poder y valor de los vocablos, hacemos una herencia contra el tiempo. Memoria que, feroz, se comunica a lo largo del río de la sangre. Historia de un sonido que se arranca de un tronco cuyo origen no abarcamos. y cada historia nuestra copia y signa retazos de otra historia. Palabra es la señal de tanta vida. Desde donde el olvido nos acecha.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
XV
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